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miércoles, 26 de octubre de 2011

VII. Aparato Urinario

El aparato urinario está constituido por dos riñones, donde se elabora la orina, y unos conductos que la llevan al exterior.
Los riñones son típicos de vertebrados. Cada riñón está formado por un conjunto de unidades llamadas nefronas o nefrones .
La nefrona o nefrón se puede considerar como la unidad funcional del riñón.
Una nefrona consta de un corpúsculo renal, que filtra a presión el plasma sanguíneo, y de un túbulo contorneado, de longitud variable, donde se producen la reabsorción y la secreción.
En el caso de los animales vertebrados superiores (incluido el ser humano), el aparato urinario está compuesto por: dos riñones, que por medio de unos tubos llamados uréteres, comunican con la vejiga , donde se almacena la orina y se expulsa al exterior mediante un conducto que es la uretra. La salida de la orina se produce por el meato uretral. El riñón de los mamíferos está constituido por más de un millón de nefronas.

Partes del riñón
•  La cápsula renal: capa externa formada por una membrana de tejido conjuntivo fibroso.
•  La zona cortical: tiene un aspecto granuloso debido a los corpúsculos de Malpigio. Forma una cubierta continua bajo la cápsula renal con prolongaciones hacia el interior: las columnas renales.
•  La zona medular: tiene aspecto estriado debido a su división en sectores por las columnas renales. Estos sectores se llaman pirámides renales.
•  La pelvis renal: zona tubular que recoge la orina.



El meato uretral se halla por detrás del clítoris, entre éste y la vagina, y es el orificio de la micción. Su cercanía con la vagina y el trayecto corto de la uretra femenina, favorecen el desarrollo de infecciones urinarias bajas comúnmente llamadas cistitis.
El Aparato urinario se conoce también como aparato nefrourinario.

Funciones:
•  La excreción de los productos de desecho del metabolismo celular.
•  Mantener el equilibrio hídrico.
•  Mantener el equilibrio iónico (concentración de iones en el medio interno) y, por consiguiente, la presión osmática. En otras palabras realiza la osmorregulación.
•  Mantener el equilibrio ácido-base, mediante la regulación de la concentración de iones hidrógenos (H+) en el plasma sanguíneo.
Estas funciones permiten regular el medio interno, lográndose, el mantenimiento de la composición del líquido intersticial y de la sangre.



Fisiología de la nefrona
Una nefrona está formada por el glomérulo renal, constituido por capilares sanguíneos, que está rodeado por la cápsula de Bowmann, con función filtradora.
La presión de la sangre impulsa el agua y las sustancias disueltas, a excepción de las proteínas plasmáticas, a través de las paredes semipermeables del capilar y hacia la cápsula de Bowmann, mediante un proceso de ultracentrifugación.
De esta manera se extraen del sistema circulatorio, no sólo productos tóxicos del metabolismo, sino también compuestos útiles, como glucosa y aminoácidos.
El túbulo renal, consta de varias partes:
•  tubo contorneado proximal
•  asa de Henle
•  tubo contorneado distal
•  tubo colector

VI. Sistema Nervioso

El sistema nervioso tiene tres funciones básicas: la sensitiva, la integradora y la motora. En primer lugar, siente determinados cambios, estímulos, tanto en el interior del organismo (el medio interno), por ejemplo la distensión gástrica o el aumento de acidez en la sangre, como fuera de él (el medio externo), por ejemplo una gota de lluvia que cae en la mano o el perfume de una rosa; esta es la función sensitiva. En segundo lugar la información sensitiva se analiza, se almacenan algunos aspectos de ésta y toma decisiones con respecto a la conducta a seguir; esta es la función integradora. Por último, puede responder a los estímulos iniciando contracciones musculares o secreciones glandulares; es la función motora.
Las dos primeras divisiones principales del sistema nervioso son el sistema nervioso son el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP). El SNC está formado por el encéfalo y la médula espinal. En el se integra y relaciona la información sensitiva aferente, se generan los pensamientos y emociones y se forma y almacena la memoria. La mayoría de los impulsos nerviosos que estimulan la contracción muscular y las secreciones glandulares se originan en el SNC. El SNC está conectado con los receptores sensitivos, los músculos y las glándulas de las zonas periféricas del organismo a través del SNP. Este último está formado por los nervios craneales, que nacen en el encéfalo y los nervios raquídeos, que nacen en la médula espinal. Una parte de estos nervios lleva impulsos nerviosos hasta el SNC, mientras que otras partes transportan los impulsos que salen del SNC.
El componente aferente del SNP consisten en células nerviosas llamadas neuronas sensitivas o aferentes (ad = hacia; ferre = llevar). Conducen los impulsos nerviosos desde los receptores sensitivos de varias partes del organismo hasta el SNC y acaban en el interior de éste. El componente eferente consisten en células nerviosas llamadas neuronas motoras o eferentes ( ex = fuera de; ferre = llevar). Estas se originan en el interior del SNC y conducen los impulsos nerviosos desde éste a los músculos y las glándulas.
Según la parte del organismo que ejecute la respuesta, el SNP puede subdividirse en sistema nervioso somático (SNS) (soma = cuerpo) y sistema nervioso autónomo (SNA) (auto 0= propio; nomos = ley). El SNS está formado por neuronas sensitivas que llevan información desde los receptores cutáneos y los sentidos especiales, fundamentalmente de la cabeza, la superficie corporal y las extremidades, hasta el SNC que conducen impulsos sólo al sistema muscular esquelético. Como los impulsos motores pueden ser controlados conscientemente, esta porción del SNS es voluntario.
El SNA está formado por neuronas sensitivas que llevan información desde receptores situados fundamentalmente en las vísceras hasta el SNC, conducen los impulsos hasta el músculo liso, el músculo cardíaco y las glándulas. Con estas respuestas motoras no se encuentran normalmente bajo control consciente, el SNA es involuntario.
La porción motora del SNA tiene dos ramas, la división simpática y la parasimpática. Con pocas excepciones las vísceras reciben instrucciones de ambas. En general, estas dos divisiones tienen acciones opuestas. Los procesos favorecidos por las neuronas simpáticas suelen implicar un gasto de energía, mientras que los estímulos parasimpáticos restablecen y conservan la energía del organismo. ( Un ejemplo: mientras que el sistema nervioso simpático es el que es capaz de activar los mecanismos necesarios para acelerar los latidos cardíacos, es el sistema nervioso parasimpático el que es capaz de desacelerarlos.).

V. Aparato Respiratorio

La respiración es el proceso por el cual ingresamos aire (que contiene oxígeno) a nuestro organismo y sacamos de él aire rico en dióxido de carbono. Un ser vivo puede estar varias horas sin comer, dormir o tomar agua, pero no puede dejar de respirar más de tres minutos. Esto grafica la importancia de la respiración para nuestra vida.
El sistema respiratorio de los seres humanos está formado por:
Las vías respiratorias: son las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los bronquíolos.  La boca también es, un órgano por donde entra y sale el aire durante la respiración.
Las fosas nasales son dos cavidades situadas encima de la boca.  Se abren al exterior por los orificios de la nariz (donde reside el sentido del olfato) y se comunican con la faringe por la parte posterior.  En el interior de las fosas nasales se encuentra la membrana pituitaria, que calienta y humedece el aire que inspiramos. De este modo, se evita que el aire reseque la garganta, o que llegue muy frío hasta los pulmones, lo que podría producir enfermedades. No confundir esta membrana pituitaria con la glándula pituitaria o hipófisis.
La faringe se encuentra a continuación de las fosas nasales y de la boca.  Forma parte también del sistema digestivo.  A través de ella pasan el alimento que ingerimos y el aire que respiramos.
La laringe está situada en el comienzo de la tráquea.  Es una cavidad formada por cartílagos que presenta una saliente llamada comúnmente nuez.  En la laringe se encuentran las cuerdas vocales que, al vibrar, producen la voz.
La tráquea es un conducto de unos doce centímetros de longitud.  Está situada delante del esófago.
Los bronquios son los dos tubos en que se divide la tráquea.  Penetran en los pulmones, donde se ramifican una multitud de veces, hasta llegar a formar los bronquiolos.
Los pulmones son dos órganos esponjosos de color rosado que están protegidos por las costillas. Mientras que el pulmón derecho tiene tres lóbulos, el pulmón izquierdo sólo tiene dos, con un hueco para acomodar el corazón. Los bronquios se subdividen dentro de los lóbulos en otros más pequeños y éstos a su vez en conductos aún más pequeños. Terminan en minúsculos saquitos de aire, o alvéolos, rodeados de capilares. Una membrana llamada pleura rodea los pulmones y los protege del roce con las costillas.
En los alvéolos se realiza el intercambio gaseoso: cuando los alvéolos se llenan con el aire inhalado, el oxígeno se difunde hacia la sangre de los capilares, que es bombeada por el corazón hasta los tejidos del cuerpo. El dióxido de carbono se difunde desde la sangre a los pulmones, desde donde es exhalado.

IV. Aparato Digestivo

El aparato digestivo está formado por el tracto digestivo, una serie de órganos huecos que forman un largo y tortuoso tubo que va de la boca al ano, y otros órganos que ayudan al cuerpo a transformar y absorber los alimentos.
Los órganos que forman el tracto digestivo son la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso (también llamado colon), el recto y el ano. El interior de estos órganos huecos está revestido por una membrana llamada mucosa. La mucosa de la boca, el estómago y el intestino delgado contiene glándulas diminutas que producen jugos que contribuyen a la digestión de los alimentos. El tracto digestivo también contiene una capa muscular suave que ayuda a transformar los alimentos y transportarlos a lo largo del tubo.
Otros dos órganos digestivos “macizos”, el hígado y el páncreas, producen jugos que llegan al intestino a través de pequeños tubos llamados conductos. La vesícula biliar almacena los jugos digestivos del hígado hasta que son necesarios en el intestino. Algunos componentes de los sistemas nervioso y circulatorio también juegan un papel importante en el aparato digestivo.
Cuando comemos alimentos como pan, carne y vegetales, éstos no están en una forma que el cuerpo pueda utilizar para nutrirse. Los alimentos y bebidas que consumimos deben transformarse en moléculas más pequeñas de nutrientes antes de ser absorbidos hacia la sangre y transportados a las células de todo el cuerpo. La digestión es el proceso mediante el cual los alimentos y las bebidas se descomponen en sus partes más pequeñas para que el cuerpo pueda usarlos como fuente de energía, y para formar y alimentar las células.

III. Sistema Circulatorio

Nuestro cuerpo precisa para su funcionamiento de oxígeno y sustancias que proporcionan energía (azúcar, proteínas). El aparato cardiocirculatorio es el encargado de realizar la distribución de estas sustancias por todo el organismo y está constituido fundamentalmente por el corazón y un conjunto de tubos elásticos a los que llamamos arterias y venas.
El corazón es una bomba que con su acción impulsora, proporciona la fuerza necesaria para que la sangre y las sustancias que transporta ésta, circulen adecuadamente a través de ese conjunto de tubos.
En cada latido, el corazón expulsa una determinada cantidad de sangre hacia la arteria más gruesa (aorta); por sucesivas ramificaciones que salen de ella, esta sangre llega a todo el organismo.
La sangre cuando ha cedido el oxígeno y los nutrientes (proteínas, azúcar) a las células del organismo se recoge en otros tubos llamados venas que la devuelven nuevamente al corazón.
El corazón tiene cuatro cámaras o cavidades, dos aurículas y dos ventrículos. La sangre que vuelve al corazón por las venas entra por la aurícula derecha (AD). Desde la aurícula, a través de una válvula (tricúspide) la sangre pasa a otra cámara del corazón, ventrículo derecho (VD) y de aquí por la arteria pulmonar llega a los pulmones, donde incorpora el oxígeno que tomamos en la respiración. La sangre, ya oxigenada, vuelve al corazón, concretamente a la aurícula izquierda (AI), por las venas pulmonares. Desde aquí, pasando por la válvula mitral, llega al ventrículo izquierdo (VI), que es el principal motor impulsor de la sangre hacia el resto del cuerpo.
El sistema circulatorio tiene una gran capacidad para adaptarse a las distintas necesidades del organismo. El volumen de sangre que impulsa el corazón en reposo es de unos 5 litros por minuto; esta cifra puede elevarse hasta cuatro veces más durante el esfuerzo, fundamentalmente aumentando el número de latidos por minuto.
 El corazón es un órgano muscular (miocardio); como todos los músculos necesita para su funcionamiento oxígeno y nutrientes, que obtiene, como el resto del cuerpo, de la sangre. Ésta le llega a través de las arterias coronarias que salen de la aorta.
Las arterias coronarias recorren la superficie externa del corazón en todo su contorno, formando una especie de corona (de aquí su nombre) y dan ramas que hacen llegar la sangre a todo el músculo cardíaco.
Las arterias coronarias son dos: derecha e izquierda. La coronaria izquierda se divide en dos grandes ramas: descendente anterior y circunfleja. Tenemos así tres grandes arterias: coronaria derecha, descendente anterior y circunfleja.
Las necesidades de oxígeno del músculo cardíaco no son siempre las mismas, se modifican con el ejercicio, el trabajo y el estrés, entre otras circunstancias. Cuando el organismo precisa más aporte de energía, el corazón responde adecuadamente aumentando su trabajo. Este aumento hace que se eleven también las necesidades de oxígeno del propio músculo cardíaco, necesidades que son resueltas mediante un mayor aporte de sangre a través de las arterias coronarias.

domingo, 2 de octubre de 2011

c. El Sistema Muscular

Consta de los músculos esqueléticos o somáticos, unas estructuras carnosas que, en conjunto, representan un 40% del peso corporal de un individuo adulto, y de los tendones, unas bandas alargadas, ricas en fibras de colágeno, a través de las cuales los músculos se insertan en los huesos. En total, el aparato locomotor cuenta con unos 400 músculos.
La función principal de los músculos es generar la fuerza que imprime movimiento y mantiene en equilibrio el esqueleto. Además, los músculos desempeñan un papel muy importante en la protección y sujeción de los órganos internos, como ocurre con los músculos de la pared anterior del abdomen, y asimismo intervienen en una gran cantidad de procesos metabólicos, como el almacenamiento de energía.


La contractibilidad muscular
La contractibilidad, o capacidad de contraerse, es la principal característica funcional de los músculos, la que permite a éstos imprimir los movimientos necesarios para desplazar el esqueleto y generar las tensiones requeridas para mantener el cuerpo en equilibrio.
La contractibilidad de los músculos es posible gracias a la complejidad de la estructura microscópica de las células o fibras musculares. Las fibras musculares son células delgadas y muy largas, que están surcadas longitudinalmente por numerosos filamentos o miofibrillas. Existen dos tipos de miofibrillas: los filamentos de miosina, que son relativamente gruesos, y los filamentos de actina, mucho más finos. Las miofibrillas se disponen de forma intercalada: una gruesa, una fina, una gruesa y así sucesivamente. Este microtejido de miofibrillas longitudinales presenta, a su vez, una serie de bandas transversales o estrías. Según la luminosidad que reflejan al observarlas al microscopio electrónico, existen dos tipos de estrías: las bandas A, que son de tonalidad oscura y corresponden a concentraciones de moléculas de miosina, y las bandas I, que son claras y corresponden a concentraciones de moléculas de actina. En el interior de las bandas I se puede observar asimismo, la presencia de una línea transversal muy oscura, los denominados discos Z.
El sector comprendido entre dos discos Z, que se conoce como sarcómero, constituye la unidad funcional muscular. Cuando se produce el estímulo nervioso requerido, los filamentos finos se deslizan dentro de los filamentos gruesos, acortándose la extensión del sarcómero. Este fenómeno se repite en todos los sarcómeros que se suceden a lo largo de la fibra muscular, haciendo que ésta se acorte considerablemente en su totalidad. Por otra parte, la contracción de una serie de fibras musculares, que se disponen de forma paralela, es la que provoca el acortamiento o contracción del conjunto del músculo.

Los tendones
Los músculos pequeños suelen unirse a los huesos mediante prolongaciones del tejido que envuelve las fibras musculares. En cambio, los músculos que tienen una mayor fuerza contráctil requieren una estructura especial, resistente, que se denomina tendón.
Los tendones son unos cordones compuestos por fibras de colágeno, que por un extremo están firmemente unidos al tejido muscular y por el otro se enraízan en los huesos. De esta forma, cuando el músculo se contrae, tracciona sus tendones, provocando el acortamiento de la distancia que existe entre los segmentos óseos en los que dicho músculo está insertado. Los tendones pueden tener diversas formas. Algunos son acordonados, otros son como bandas estrechadas, y otros describen una figura aplanada. Los tendones suelen insertarse en los huesos, pero a veces lo hacen en otras estructuras más o menos sólidas, como cartílagos, ligamento u otros músculos; todo ello también condiciona la forma del tendón. Por otra parte, algunos músculos disponen de varios tendones, y otros tantos puntos de inserción, lo que les permite realizar el movimiento de un segmento óseo desde diversos ángulos, hacer más sólida la inserción e, incluso, movilizar más de un segmento óseo a la vez.


b. Las Articulaciones

Se denomina articulación a la unión entre dos o más huesos entre sí. La función de las articulaciones es brindar movilidad y estabilidad a los segmentos óseos que se relacionan entre ellas.

Tipos de Articulación
Según la amplitud de movimiento que permiten, existen tres tipos de articulación:

  • Las articulaciones fijas, o sinartrosis, no permiten prácticamente ningún tipo de movimiento a los segmentos óseos involucrados, que contactan unos con otros directamente. Así ocurre en las articulaciones entre los huesos del cráneo, cuya principal función es proteger a los órganos que se encuentran en su interior.
  • Las articulaciones semimóviles, o anfiartrosis, pueden articularse ligeramente, y los segmentos óseos que las conforman están rodeados de una fina capa de tejido cartilaginoso o fibrocartílago. Tal es el caso de las articulaciones de los cuerpos vertebrales, que sólo permiten pequeños movimientos. Pese a ello, cuando se suman los movimientos del conjunto de articulaciones de la columna vertebral, ésta puede describir amplios movimientos de flexión, extensión o rotación.
  • Las articulaciones móviles, o diartrosis, son las que brindan una mayor amplitud de movimientos; en ellas, los extremos óseos que se vinculan entre sí disponen de diversas estructuras que facilitan el deslizamiento de uno sobre otro, y garantizan al mismo tiempo la estabilidad de la articulación. La mayor parte de las articulaciones de las extremidades son de este tipo.




El cartílago articular
Es una capa constituida por tejido cartilaginoso y de grosor variable. Esta capa reviste la superficie de los extremos óseos que se encuentran dentro de las articulaciones. Su existencia es fundamental, ya que su función consiste en evitar el desgaste y la fricción de los extremos óseos, permitir que éstos encajen mejor y amortiguar, transmitir y distribuir las fuerzas de gravedad y de tracción muscular que convergen en las articulaciones.


La cápsula articular y el líquido articular
La cápsula articular o sinovial es una cubierta doble que envuelve las articulaciones móviles  y que sirve para darles estabilidad. Las cápsulas articulares más voluminosas son las de las rodillas, que proyectan hacia el interior de la articulación unas muescas laterales o meniscos.
La capa externa de la cápsula articular, o membrana fibrosa, es un manto rugoso y extensible que está fuertemente unido a los huesos, justo en el límite de la articulación. La capa interna, o membrana sinovial, más delgada y elástica, reviste la articulación por dentro y está unida, por sus extremos, al cartílago articular. Su principal función es elaborar y secretar hacia la cavidad articular el líquido articular; además, cuenta con numerosas células defensivas.
El líquido articular o sinovial es un líquido viscoso y amarillento que ocupa el interior de la cavidad articular. Su función es lubrificar y reducir las fricciones entre los extremos óseos y nutrir al cartílago articular. También posee células defensivas.


sábado, 1 de octubre de 2011

a. Sistema Óseo

Está formado por un conjunto de estructuras sólidas compuestas por tejido óseo, que se denominan huesos.
Los huesos cumplen tres funciones fundamentales:
·        proporcionar sostén al organismo
·       constituir los segmentos móviles del sistema de palancas configurado junto a las articulaciones y músculos
·        brindar protección a los órganos y tejidos internos.
Otras funciones importantes de los huesos son participar en el metabolismo de diversos minerales, como el calcio o el fósforo, y en la formación de la sangre, proceso en el que está involucrada la médula ósea que se encuentra en el interior de algunos huesos.
El esqueleto humano cuenta con aproximadamente 208 huesos. Esta cifra no es constante, porque algunas personas poseen unos pequeños huesos, conocidos como supernumerarios, que se localizan en el cráneo y en los dedos.


Tipos de Huesos y su estructura
De acuerdo con su tamaño y forma, se pueden diferenciar tres tipos de huesos: largos, planos y cortos.
Los huesos largos, como los de las extremidades, son cilíndricos y alargados. Disponen de un cuerpo central o diáfisis, y de dos extremos, o epífisis, que forman parte de las articulaciones. La zona en la que se une la diáfisis con los extremos óseos se conoce con el nombre de metáfisis.
La cavidad medular de los extremos óseos está rellena de un tejido óseo esponjoso, que es poco denso. En las zonas centrales de los huesos, la cavidad medular alberga un tejido completamente distinto: la médula ósea.


Los huesos planos, como los del cráneo, el esternón, las costillas o los huesos ilíacos, son delgados, planos y anchos. Cuentan con una capa externa de tejido óseo compacto, y están rellenos de tejido óseo esponjoso.
Los huesos cortos, como las vértebras y los huesos del carpo de las manos y los del tarso de los pies, son pequeños y tienen forma cúbica o cilíndrica. Al igual que los huesos planos, cuentan con una capa externa de tejido óseo compacto, rellena de tejido óseo esponjoso.
La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de los huesos y participa en el proceso de formación de la sangre. En los adultos, sólo persiste en algunos huesos, como las vértebras, el fémur, las costillas, el esternón y los huesos de la cadera.


II. Aparato Locomotor



El aparato locomotor agrupa una serie de estructuras, órganos y sistemas, concretamente los huesos, articulaciones y músculos somáticos o del cuerpo, cuya función es brindar soporte y protección al organismo y posibilitar sus desplazamientos. El esqueleto es el conjunto formado por los huesos y las articulaciones. Por ello, los músculos que se insertan y dan movimiento a los huesos y articulaciones se denominan también músculos esqueléticos.
El aparato locomotor funciona como un sistema complejo de palancas en el que los músculos aportan la fuerza, las articulaciones hacen las veces de punto de apoyo y los huesos se comportan como los segmentos móviles. La coordinación en las posiciones se adoptan y los movimientos que describen los huesos, articulaciones y músculos es posible gracias a la presencia de una amplia red de nervios que llevan y traen información hacia y desde el sistema nervioso central.


d. Tejido Nervioso

El tejido nervioso, con el cual está construido la totalidad del sistema nervioso, está compuesto por dos tipos de células: las neuronas y las células de la glía.
Las neuronas, que son las responsables de desencadenar y transmitir los impulsos nerviosos, son las células más importantes de este tejido. Las neuronas sólo se producen durante el desarrollo embrionario; a partir de entonces, su número permanece estable, estimándose que en el adulto existen unas dieciséis mil millones de este tipo de células. En la estructura neuronal se distinguen dos partes: el cuerpo celular, en general de forma triangular o poligonal, que es el que contiene el núcleo celular, y las prolongaciones. Estas últimas son de dos tipos: las dendritas, de número variable, cortas, de base amplia y muy ramificadas, y que constituyen la puerta de entrada de los impulsos nerviosos hacia el cuerpo celular; y los axones, únicos y largos, que suelen ser las estructuras desde las cuales se transmite el impulso nervioso desde una a otra neurona.
La conexión entre una neurona y otra se establece en un pequeño espacio denominado sinapsis. En general, las sinapsis conectan el extremo de un axón de la neurona que transmite el impulso nervioso con el extremo de una dendrita de la neurona que recibe dicho impulso: éstas son las denominadas sinapsis axodendríticas. No obstante, también existen sinapsis axoaxónicas y dendrodendríticas.
Las células de la glía son células especializadas que intervienen en la formación de algunas estructuras nerviosas y en la nutrición y defensa del tejido nervioso; al contrario de las neuronas, las células de la glía sí se pueden reproducir en el adulto. Algunas de estas células forman una capa que envuelve los axones, denominada vaina de Schwann, estructura rica en mielina, una sustancia grasa con propiedades aislantes que acelera la transmisión de los impulsos nerviosos a lo largo de los axones.
La mielina tiene un color blanquecino que contrasta con la tonalidad grisácea de los cuerpos neuronales. Por ello, cuando se observa el tejido nervioso, se pueden distinguir a simple vista zonas de color grisáceo, o de sustancia gris, que en general se corresponden con los núcleos nerviosos en los que se regulan diversas funciones y zonas de color blanquecino, o de sustancia blanca, que suelen corresponderse con las vías de transmisión de los impulsos nerviosos, como ocurre, por ejemplo, con los nervios.
El soma o cuerpo celular corresponde a la parte más voluminosa de la neurona. Aquí se puede observar al núcleo. Éste contiene la información que dirige la actividad de la neurona. Además, en el soma se encuentra el citoplasma. En él se encuentran otras estructuras que son importantes para el funcionamiento de la neurona.


c. Tejido Muscular

El tejido muscular está compuesto por numerosas células especializadas conocidas como fibras musculares, que se caracterizan por su poder de contracción y su propiedad de transmitir la conducción de los impulsos nerviosos.


Las fibras musculares son células delgadas que pueden llegar a medir hasta 30 cm de largo y están rodeadas por una capa de tejido conjuntivo, cuya función es proporcionar sostén al tejido muscular.
Según su aspecto y forma de funcionamiento existen tres tipos de tejido muscular.
·        El tejido muscular estriado esquelético, que se encuentra en los músculos esqueléticos, se caracteriza por la presencia de unas estrías transversales microscópicas y por su propiedad de contraerse de forma voluntaria.
·        El tejido muscular cardíaco, que se encuentra en el miocardio o pared muscular del corazón, también presenta estas estrías pero su contracción se produce de forma involuntaria.
·        El tejido muscular liso, que se encuentra en las paredes de los vasos sanguíneos, tubo digestivo, vías aéreas y vías urinarias y genitales, se caracteriza por no presentar estrías y por producirse su contracción de forma involuntaria.


viernes, 30 de septiembre de 2011

b. Tejido Conjuntivo o Conectivo

El tejido conectivo o conjuntivo es el tejido de sostén del organismo, y entre sus derivados se suelen incluir los tejidos de la sangre, adiposo, cartilaginoso y óseo.
El tejido conjuntivo está compuesto básicamente por células, sustancia fundamental y fibras. Entre los elementos celulares, los más importantes son los fibroblastos o fibrositos, células de forma alargada o estrellada cuya función es elaborar la sustancia fundamental y la fibra. Además, el tejido conjuntivo puede contener otras células, como células grasas, linfocitos, condorcitos u osteocitos, según el tipo de tejido de que se trate.
La sustancia fundamental es un material de aspecto grumoso, constituido por agua, sales minerales, mucopolisacáridos y glicoproteínas, que son secretados por los fibroblastos. Esta sustancia que ocupa la mayor parte del tejido conjuntivo, desempeña además un papel central en la nutrición de las células y las fibras.
Las fibras son elementos muy delgados y alargados que se disponen formando un entramado, y son las responsables de la función de sostén y elasticidad propias del tejido conjuntivo. Existen dos tipos de fibras:

  • fibras de colágeno, que forman haces gruesos, orientados en varias direcciones y que constituyen el sustrato esencial para la función de sostén mecánico del tejido conjuntivo.
  • fibras elásticas, que forman redes rectilíneas más delgadas, caracterizadas por su elasticidad o capacidad de volver a su situación original tras ser deformadas.

Según su función y composición, existen diversos tipos o derivados de tejido conjuntivo: tejido conjuntivo laxo, denso, adiposo o graso, cartilaginoso y óseo.



Tejido Conjuntivo Laxo
Se caracteriza por su proporción equilibrada de células, sustancia fundamental y fibras. Sus funciones principales son la de sostén y revestimiento de diversos órganos y tejidos, garantizar el paso de sustancias nutritivas desde la sangre hacia otros tejidos y participar en algunas reacciones de defensa del organismo, como la inflamación y la cicatrización.
El tejido conjuntivo laxo se encuentra en la capa más interna de la piel o hipodermis, entre las masas musculares, por debajo de las mucosas de la pared del tubo digestivo, dentro de numerosos órganos macizos y también en las paredes de los vasos sanguíneos.

Tejido Conjuntivo Denso
Posee abundantes fibras colágenas y elásticas y poca sustancia fundamental, y su casi exclusivo elemento celular son los fibroblastos.
Sun función es proporcionar sostén mecánico y elasticidad a los órganos de los que forma parte.
El tejido conjuntivo denso se encuentra en la piel, alrededor de los huevos, en las cápsulas que envuelven los órganos internos, en los ligamentos y tendones y en las aponeurosis o finas vainas que envuelven las masas musculares y algunos órganos.

Tejido Reticular
El tejido reticular es una variedad de tejido conjuntivo que sólo se encuentra en los ganglios linfáticos, médula ósea, bazo e hígado. Se caracteriza por la presencia de una red de fibras denominadas fibras de reticulina, cuya función es filtrar los elementos de la sangre.

Tejido Adiposo o Graso
El tejido adiposo o graso se caracteriza por la presencia de unas células específicas, los adipositos o células grasas, que tienen la función de fabricar y almacenar nutrientes grasos, y secretarlos hacia la sangre para que sean empleados como energía por otras células. El tejido graso se encuentra fundamentalmente bajo la piel y alrededor de algunos órganos internos, como los riñones. Su función es almacenar energía y dar protección a dichos órganos.

Tejido Cartilaginoso
Es una variedad del tejido conjuntivo que se caracteriza por su solidez y elasticidad, y que se encuentra, en general, revisitiendo los extremos de los huevos en la nariz, laringe, tráquea, bronquios, discos intervertebrales y pabellón de la oreja, formando una estructura conocida como cartílago. Las células del tejido cartilaginoso, redondeadas y voluminosas, reciben el nombre de condorcitos, y se sitúan dentro de pequeñas lagunas líquidas conocidas como condroplasmas. La sustancia fundamental del tejido cartilaginoso, que es sólida, junto a las fibras de colágeno y elastina, forma la denominada matriz cartilaginosa.
La función del cartílago es evitar el roce y la fricción entre los extremos de los huesos que se relacionan dentro de las articulaciones y proporcionar solidez y elasticidad a un determinad órgano.

Tejido Óseo
El tejido óseo, que se distribuye en los huesos del organismo, está compuesto por células y una matriz ósea. El tejido óseo se renueva y se resorbe continuamente, gracias a la actividad de sus células específicas. Éstas son los osteoblastos, responsables de la formación del tejido óseo nuevo; los osteocitos, que son osteoblastos maduros y desarrollan una actividad menor; y los osteoclastos, que se encargan de resorber o eliminar la materia ósea. La matriz ósea está formada por fibras de colágeno, que proporcionan cierta flexibilidad a los huesos, y sales minerales, fundamentalmente fosfato cálcico y cristales de hidroxiapatita, que son los elementos que confieren a los huesos su solidez característica. La matriz ósea está recorrida por un sistema de cavidades que se comunican entre sí; las células oseas se disponen en el interior o en las orillas de dichas cavidades, desde donde desempeñan su función de renovación y resorción de la propia matriz.

a. Tejido Epitelial


Se denomina tejido epitelial o epitelios a las capas de células que revisten las superficies externas e internas de los órganos. Las superficies internas de las vísceras huecas también se conocen con el nombre de mucosas.

Los epitelios están formados por una lámina basal y por una o varias capas de células epiteliales, cuya característica más importante es que se entrelazan muy estrechamente entre sí, otorgando una gran firmeza al tejido. Cuando existe una capa, los epitelios son simples; en cambio, cuando contienen dos capas o más, los epitelios son estratificados. 

Clasificación:

  • Según cantidad de capas
Cuando existe una sola capa de células, pero sus núcleos se orientan hacia el interior y el exterior aparentando dos capas, se habla de epitelio pseudo-estratificado. Los epitelios transicionales se encuentran solo en las vías urinarias. Existe una renovación celular continua.

 
  • Según morfología
Plano (escamoso), cuboidal o cilíndrico.

  • Según su función
Tejido epitelial de revestimiento

Su función es proteger el órgano que reviste de agresiones externas. Por ejemplo: la epidermis cumple con la función de proteger la piel de las agresiones mecánicas y térmicas del exterior.
Tejido epitelial glandular
En este tejido hay glándulas, cuya función es la de elaborar y secretar diversos tipos de sustancias hacia el exterior o el interior del organismo. Las glándulas exocrinas, se caracterizan por expulsar sus productos al exterior del organismo. Las glándulas endocrinas, vierten sus secreciones u hormonas en la circulación sanguínea, es decir, en el interior del organismo.

I. Los Tejidos



Los tejidos son conjuntos de células que se agrupan de forma ordenada y cumplen una misma función. Lo que caracteriza a un tejido es que cada uno de los tipos de células que lo componen desempeña un papel indispensable para que aquél, en conjunto, pueda realizar su propia función.

Así como la mayor parte de los tejidos están formados por distintos tipos de células, aunque con un mismo origen, la mayor parte de los órganos están compuestos por diversos tipos de tejidos, cada uno de los cuales se localiza en un determinado sector del órgano y cumple una función particular.
El proceso de formación de los tejidos se inicia a partir del momento mismo de la fecundación, cuando, tras la fusión del espermatozoide y el óvulo, se origina la célula huevo o cigoto. Esta célula comienza a segmentarse, dando origen a diversos tipos de células que se van diferenciando cada vez más entre sí, a la par que se acomodan, formando una serie de capas o láminas dentro de las cuales se van delineando los bosquejos de todos los órganos y tejidos del cuerpo humano adulto.
Según su función y características morfológicas existen diversos tipos de tejidos, que se agrupan en las siguientes categorías:
·       Epitelial
·       Conjuntivo
·       Muscular
·       Nervioso