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domingo, 2 de octubre de 2011

c. El Sistema Muscular

Consta de los músculos esqueléticos o somáticos, unas estructuras carnosas que, en conjunto, representan un 40% del peso corporal de un individuo adulto, y de los tendones, unas bandas alargadas, ricas en fibras de colágeno, a través de las cuales los músculos se insertan en los huesos. En total, el aparato locomotor cuenta con unos 400 músculos.
La función principal de los músculos es generar la fuerza que imprime movimiento y mantiene en equilibrio el esqueleto. Además, los músculos desempeñan un papel muy importante en la protección y sujeción de los órganos internos, como ocurre con los músculos de la pared anterior del abdomen, y asimismo intervienen en una gran cantidad de procesos metabólicos, como el almacenamiento de energía.


La contractibilidad muscular
La contractibilidad, o capacidad de contraerse, es la principal característica funcional de los músculos, la que permite a éstos imprimir los movimientos necesarios para desplazar el esqueleto y generar las tensiones requeridas para mantener el cuerpo en equilibrio.
La contractibilidad de los músculos es posible gracias a la complejidad de la estructura microscópica de las células o fibras musculares. Las fibras musculares son células delgadas y muy largas, que están surcadas longitudinalmente por numerosos filamentos o miofibrillas. Existen dos tipos de miofibrillas: los filamentos de miosina, que son relativamente gruesos, y los filamentos de actina, mucho más finos. Las miofibrillas se disponen de forma intercalada: una gruesa, una fina, una gruesa y así sucesivamente. Este microtejido de miofibrillas longitudinales presenta, a su vez, una serie de bandas transversales o estrías. Según la luminosidad que reflejan al observarlas al microscopio electrónico, existen dos tipos de estrías: las bandas A, que son de tonalidad oscura y corresponden a concentraciones de moléculas de miosina, y las bandas I, que son claras y corresponden a concentraciones de moléculas de actina. En el interior de las bandas I se puede observar asimismo, la presencia de una línea transversal muy oscura, los denominados discos Z.
El sector comprendido entre dos discos Z, que se conoce como sarcómero, constituye la unidad funcional muscular. Cuando se produce el estímulo nervioso requerido, los filamentos finos se deslizan dentro de los filamentos gruesos, acortándose la extensión del sarcómero. Este fenómeno se repite en todos los sarcómeros que se suceden a lo largo de la fibra muscular, haciendo que ésta se acorte considerablemente en su totalidad. Por otra parte, la contracción de una serie de fibras musculares, que se disponen de forma paralela, es la que provoca el acortamiento o contracción del conjunto del músculo.

Los tendones
Los músculos pequeños suelen unirse a los huesos mediante prolongaciones del tejido que envuelve las fibras musculares. En cambio, los músculos que tienen una mayor fuerza contráctil requieren una estructura especial, resistente, que se denomina tendón.
Los tendones son unos cordones compuestos por fibras de colágeno, que por un extremo están firmemente unidos al tejido muscular y por el otro se enraízan en los huesos. De esta forma, cuando el músculo se contrae, tracciona sus tendones, provocando el acortamiento de la distancia que existe entre los segmentos óseos en los que dicho músculo está insertado. Los tendones pueden tener diversas formas. Algunos son acordonados, otros son como bandas estrechadas, y otros describen una figura aplanada. Los tendones suelen insertarse en los huesos, pero a veces lo hacen en otras estructuras más o menos sólidas, como cartílagos, ligamento u otros músculos; todo ello también condiciona la forma del tendón. Por otra parte, algunos músculos disponen de varios tendones, y otros tantos puntos de inserción, lo que les permite realizar el movimiento de un segmento óseo desde diversos ángulos, hacer más sólida la inserción e, incluso, movilizar más de un segmento óseo a la vez.


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